La integridad del facilitador como promotor de la cultura de paz.
Por Santiago Quiroz
Twitter: @lic_santiago
"La integridad es la congruencia entre lo que sabes, lo que profesas, y lo que haces"
- Nathaniel Branden.
A lo largo de los últimos cinco años, he tenido ocasión de compartir una apreciación personal con muchas de las personas que tengo el honor de conocer y que en esta entrada comparto con Usted que me honra con su lectura. Esta idea, respecto de la integridad del facilitador, es la respuesta a una percepción que se tiene de lo que implica ser especialista en mecanismos alternativos de solución de controversias:
Un facilitador, no debe enojarse.
Lo que normalmente respondo es que, si el médico se puede enfermar, y el abogado se puede meter en problemas legales, entonces el facilitador tendrá también situaciones de conflicto... la diferencia es que el facilitador seguirá un camino congruente con los valores que promueve para abordar la situación.
Ser congruente con lo que profesamos, sabemos, y hacemos, como bien lo dijo el doctor Branden, es integridad. Entonces, como facilitadores promotores de la cultura de paz íntegros, habemos mantener relación, aunque sea mínima, entre nuestras ideas y nuestro actuar... Pero, ¿qué es lo que profesamos y qué es lo que sabemos?
Bien, según mi leal entender:
Lo que profesamos, normalmente se consiste de un sistema de valores que apuntan al entendimiento, la solidaridad, la tolerancia y el diálogo. Anunciamos a propios y extraños la noble y avanzada naturaleza del mundo de la solución no adversarial de las controversias.
Lo que sabemos (e idealmente dominamos profesionalmente), es una serie de herramientas de la comunicación, que van desde Rogers hasta Gordon, pasando por Tapia, Diez, Ury, Folger, Lederach y Cobb, herramientas que permiten separar a las personas del problema, hablar de nuestras emociones, sentimientos, necesidades e intereses.
¿Y cómo actuamos frente al conflicto?
Como todo ser humano, podremos encontrarnos en situaciones álgidas, de disgusto, de malos entendidos, y de confrontación, pero si queremos guardar relación entre nuestras ideas y nuestro actuar, o dicho de otro modo, si queremos ser íntegros, tendremos que andar el camino de pedimos a otros caminar: el de la reflexión, el altruismo, la colaboración y la multilateralidad.
Si los pasos que elegimos dar van en contrasentido con las cosas que decimos, entonces nadie nos seguirá.
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