lunes, 15 de agosto de 2016

La autocomposición y la historia de la opresión.


La autocomposición y la historia de la opresión.

"Incluso si el movimiento comenzó con las mejores intenciones, la mediación ha resultado ser un peligroso instrumento para aumentar el poder de los fuertes que se aprovechan de los débiles..."

Uno de mis libros favoritos es "The promise of Mediation" de Bush y Folger, por muchas razones, entre esas, el hecho de que presentan al lector cuatro visiones del origen y razón de ser de la mediación, como forma autocompositiva de resolver los conflictos, a saber:
  • La historia de la justicia social.
  • La historia de la satisfacción.
  • La historia de transformación.
  • La historia de la opresión.

La cita inicial ha sido tomada precisamente de la historia de la opresión, la cual señala que la informalidad y la consensualidad del proceso de mediación, la ausencia de normas adjetivas y sustantivas resultan en el agravamiento de los desequilibrios de poder entre las partes enfrentadas, lo que da pie a que el más fuerte manipule o utilice al más débil.

El papel neutral del facilitador, de acuerdo con esta historia, hace imposible que este tercero pueda hacer algo respecto de las disparidades de poder, por lo que la mediación ha producido muchas veces resultados injustos, desproporcionados e "inexcusablemente favorables a las partes más fuertes".

Esta historia es la que muchos profesionales del derecho deciden contarse, ya que les resulta difícil hacerse a la idea de que el conflicto se pueda resolver a través del consenso y no la contienda. 

Es el cuento que han decidido contarse para dar sentido a la realidad (¿Jerome Bruner?): El hecho de que el legislador federal y local Mexicano estén reconociendo en la mediación, y en otros mecanismos alternativos de solución de controversias, una vía formal por la que el Estado puede garantizar el derecho humano de acceso a la justicia.

Hay que escucharles con entendimiento y tolerancia

Parten del entendido de que la justicia es "la constante y permanente voluntad de dar a cada quien lo que es suyo", por lo que se torna incomprensible que la justicia se pueda alcanzar sin que alguien la de.

La resistencia al cambio es natural, y sobre todo es comprensible cuando el cambio implica que mi prestigio, conocimiento y práctica profesional radica en un abordaje específico del conflicto: su resolución a través del pleito que entraña la contienda litigiosa. 

Es bueno que exista esta resistencia y que se esté abierto como facilitadores a tomar en cuenta los puntos de vista de los más escépticos, para fortalecer nuestras herramientas y mejorar la forma en que asistimos a las personas (que cada día son más) que deciden voluntariamente dirimir la controversia, con nuestra asistencia, a través del diálogo.

Al fin y al cabo la historia de la opresión es contada cada vez por menos, y es previsible que con el transcurso del tiempo este cuento se irá dejando de contar.

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