Saturno y la democratización de la mediación y la justicia restaurativa.

Saturno y la democratización de la mediación y la justicia restaurativa.

Quien visita Madrid, habrá de hacer espacio para recorrer tres de sus magníficos museos. El Thyssen-Bornemisza, el Reina Sofía, y por supuesto, el del Prado. El nombre de esta entrada se refiere a una obra del Maestro Francisco Goya que se encuentra precisamente en este último espacio expositivo, una pieza invaluable del arte universal titulada Saturno devorando a su hijo.

Se trata de un óleo brutal que bien parece no dejarse mirar, sino que, por el contrario, lo mira a uno. En la escena encontramos a Saturno (indiferenciado del titán Chronos, Dios del tiempo) que con ojos enloquecidos, perturbados, nos contempla mientras asesina mordida por mordida al más reciente hijo que le ha dado Rea, su mujer. 

Saturno ha perdido la razón por el temor de que su siguiente hijo le destrone, y a través de esta metáfora Goya retrata un aspecto muy humano, la resistencia al cambio, el miedo a quedar obsoleto, el terror al dejar de ser, a pasar y ser relevado. 

Este miedo ha llevado a Saturno a hacer lo impensable, dar una terrible y tormentosa muerte a su propia carne, con lo que él mismo se reduce, se degrada, y queda disminuido de Dios a loco.

Así también parece suceder en campos como los profesionales, en los que el miedo a ser diluidos por las nuevas generaciones hace que los que llevan más trabajando algún tema tiendan a atacar y desprestigiar a quienes llegan pisando fuerte, con nuevas formas de decir las cosas, con propuestas diferentes a las que había antes, y que han osado a destacar sin pedirles permiso ni rendirles pleitesía. 

En muchas latitudes del mundo, la mediación y la justicia restaurativa se han democratizado, se han vuelto de todos y para todos, ya no de los iluminados o adentrados, y esto ha resultado en que algunos grupos de personas, a través de sus comportamientos contrarios a la filosofía que promueven, se conviertan en los Saturnos de estas dos áreas de la autocomposición profesional.

El denostar y atacar a los particulares que se atrevieron a tener éxito sin pasar por ellos, logrará dos cosas, la primera y más preocupante, vilipendiar un movimiento magnífico que ayudará a las comunidades a transitar de un relacionamiento retributivo a uno más restaurativo, y la segunda, dar pauta a los incrédulos y malquerientes de los mecanismos alternativos de solución de controversias a sembrar más duda sobre su eficacia, porque dirán con justa razón: "y estos andan queriendo que los conflictos se arreglen a través del entendimiento y la tolerancia".